Me llené de mierda
odio
puro
derramando entra
cada hueco de mi cuerpo.
La silla casi inmóvil junto a mi cuerpo reposadosobre ella, descansa, se hace una la respiración,
la espuma azul se eleva debajo de mis nalgas,
sosteniéndome. Tarea no fácil, ya que el torso yace
sin forma erecta sino más bien lo contrario, lleno
de bostezos y lagañas aún metidas en las córneas
mismas de mis ojos, que apenas se muestran verdosos.
La hora se hace estática, no disparan los segundos,
se hacen eternos. Miro por las paredes vidriadas como
el resto simula un hacer que no hace.
Los pensamientos más liberadores son aquellos
que están afuera esperando a que yo salga de acá,
cruce la puerta y vuelva a ser el ser que busca la vida
desde otro lado. Pero tanto le cuesta lograrlo.
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